Comienza con una leve molestia en un ojo. ¿Una basurita? ¿Una pestaña incrustada? No, nada de eso. Al día siguiente, igual, pero con el ojo enrojecido. Mirame, ¿qué tengo? Nada, sólo un poquito irritado. En ese punto caben dos opciones: vas al oculista o decís “ya me va a pasar”. Vos elegís. Pero tené en cuenta que la conjuntivitis es la infección más común de todas las enfermedades oftalmológicas. Puede ser virósica o bacteriana, o ambas, y puede dejar secuelas graves si no se trata a tiempo.

Si bien la epidemia hace picos en diciembre y a principios de enero, cuando las piletas están a full por las colonias de vacaciones -donde hay mayor cantidad de chicos y de contagios-, el virus de la conjuntivitis sigue circulando en esta época. “Es una patología frecuente durante todo el año. Pero tiene picos en verano, con las piletas, y en invierno, con relación a las enfermedades respiratorias. El virus adenofaringoconjuntival produce adenitis, faringitis, fiebre y en general un cuadro seudogripal”, explica la médica oftalmóloga Paola Fanciotti, jefa de la Unidad de Trasplante de Córnea del hospital Padilla.

“El virus ha seguido circulando porque es de muy fácil contagio, basta con tocarse los ojos, no usar alcohol en las manos o utilizar la misma toalla que el resto de la familia. Empieza con un ojo rojo (después se contagia al otro) y es en ese momento cuando hay que consultar con el oftalmólogo para determinar si es una conjuntivitis o no. Porque puede ser otra inflamación. Cuando se confirma el diagnóstico hay que tomar las medidas higiénicas para no seguir contagiando (ver aparte).

Si la enfermedad es de origen bacteriano se recetará antibióticos y también corticoide para disminuir el proceso inflamatorio. El té frío se utiliza como antiséptico para limpiar las pestañas cuando hay mucha secreción. Pero no tiene poder curativo, aclara la médica. En cuanto al tiempo de tratamiento, eso depende de la agresividad del virus o de la bacteria. La enfermedad puede durar entre 10 días y meses. “Todo depende de la cepa”, afirma.

Disminuye la visión

Aunque se trata de una enfermedad muy común el gran problema es que puede dejar secuelas, a veces de por vida. “A pesar de iniciado el tratamiento, hay gérmenes muy agresivos que pueden dejar secuelas sobre todo cuando tienen origen virósico. A veces producen en la córnea especies de cicatrices que por una reacción inmune bajan la visión, o pueden dejar también un componente de ojo seco, que hace que a futuro el paciente tenga que usar lágrimas artificiales. Por eso la consulta no es solamente cuando uno tiene el ojo rojo sino que después hay que volver al oftalmólogo para hacer un control, a fin de determinar si existe alguna complicación o alguna secuela de la conjuntivitis”, advierte la médica.

¿Es recidivante la conjuntivitis? ¿Vuelve a infectar el ojo? “La gente cree que sí, pero la mayoría de las veces está asociada a un inadecuado tratamiento, ya sea en el tiempo o en el cumplimiento. Esto significa que una conjuntivitis no se cura en tres días ni tampoco con tres días de gotas ni con una sola gota al día, sino con varias más y como mínimo durante siete o 10 días”, explica la especialista.

Si el médico detecta cicatrices puede realizar un tratamiento a fin de que la visión mejore.

¿Qué diferencia hay, en peligrosidad, entre virósicas y bacterianas? La que más secuelas suelen dejar son las virósicas. Pero también puede ocurrir que una conjuntivitis comience como virósica y se transforme en bacteriana. La virósica produce ojo rojo y lagrimeo, sin secreción. A veces la persona se frota el ojo continuamente y se sobreinfecta con bacteria, por lo que en todas las conjuntivitis se da antibiótico de entrada asociado con un corticoide que es antiinflamatorio.